El 15 de enero de 2009 un avión con más de 150 personas a bordo despegó del Aeropuerto “LaGuardia” en Nueva York con destino a Carolina del Norte. Pocos minutos después se encontraba en el rio Hudson (Manhattan) luego de un amerizaje (aterrizaje en el agua) exitoso, algo que para entonces solo se había logrado en el año 1963 en el Rio Neva, Rusia.
Esta es la hazaña que retrata la reciente película de Clint Eastwood, Sully (2016), con la actuación de Tom Hanks como piloto y protagonista principal. En casi una hora y media el director plasma en la pantalla la historia de este avión que, apenas despegó, impactó con una bandada de barnaclas canadienses (pájaros de gran tamaño) que dejaron en estado crítico al fuselaje y ambos motores y derivó en la decisión de descender con el río como pista de aterrizaje.
No se lamentaron víctimas fatales y las personas que recibieron atención médica solo reportaron heridas producidas por las bajas temperaturas del río, por lo que a simple vista se podría afirmar que la decisión de realizar el amerizaje fue la correcta y que el piloto ese día se transformó en un héroe y salvador de vidas. ¿Es así? ¿Y si el pilotó se equivocó?