Educación, extranjeros y un informe sacado de la galera

“Argentina, país generoso” se titula el informe presentado hace dos semanas por los periodistas Jorge Lanata y Maximiliano Montenegro donde detalla el número de estudiantes extranjeros que cursan en la Universidad de Buenos Aires (4.4%). Además, se afirmó que en promedio el costo anual por cada uno de ellos es de 28.400 pesos que serían abonados por la sociedad argentina sin recibir nada a cambio. Para agrandar el número y generar un mayor escándalo se tuvieron en cuenta los cinco o seis años que tardarían, en promedio, en egresarse cada uno de ellos para poner en la pantalla la palabra “millones”.

La idea general que caracterizó al informe fue la de tener un país que da servicios gratis a supuestos individuos que no hacen una contraprestación, es decir, que solo son un costo para el Estado  y  los contribuyentes del sistema impositivo nacional.

Se puede discutir el informe desde diversas áreas, desde lo social y político (por ejemplo, un trabajo de Spilimbergo (2006) analiza la relación entre democracia y educación extranjera), los derechos a la educación y hasta desde lo que afirma la Constitución acerca de la inmigración. El debate debería pasar por esos ejes pero, y dado que es la visión a la que se suele acudir en este blog, en los siguientes párrafos se optará por un enfoque económico con una perspectiva de ingreso-gasto y desde otra que apelará a la evidencia académica y empírica existente.

Los 28.400 pesos salen de tomar en cuenta el presupuesto que tiene la UBA y dividirlo por su cantidad de alumnos. Ese es, según el informe, el costo para el país. No obstante, si vamos a incurrir en este tipo de análisis habría que tener en cuenta también a los ingresos y en el informe en ningún momento se menciona.

Es imposible que una persona que pise suelo argentino esté exenta de pagar impuestos dado que el sistema tributario está estructurado, fundamentalmente, en la imposición a la renta, al patrimonio y al consumo. Es falso afirmar categóricamente que el extranjero no paga impuestos: paga, como mínimo, IVA, que constituye junto al Impuesto a las Ganancias uno de los gravámenes con mayor recaudación. Y si vive aquí también incurre en numerosos gastos que también tienen impuestos: si opera con débito o crédito en cuentas bancarias paga impuestos bancarios, si alquila entonces impuestos inmobiliarios.

Realizar un análisis sobre la cantidad de extranjeros en la universidad pública tomando una perspectiva de costo implica, económica y éticamente, tomar en cuenta el ingreso.

Pero aun así, aunque se incluyera, la educación pública no es solo gasto e ingreso. Otro de los ejes a tratar en este artículo es el de los efectos que puede llegar a tener, tanto sobre extranjeros como nativos como así también sobre ambos países, este tipo de sistema en el que un 4.4% de estudiantes no son argentinos.

La mayoría de las investigaciones que se pueden encontrar están referidas al sistema educativo universitario norteamericano, donde, tal vez por no haber visto el informe de Lanata, se beca y se les brinda educación gratuita a miles de estudiantes extranjeros. A la hora de analizar varios resultados es importante tener esto en cuenta.

Al tiempo que destacan las virtudes y los desafíos de la integración de estudiantes universitarios en distintas culturas, Althach y Knight (2011) resaltan las distintas razones por las cuáles un país debería promover la llegada de estudiantes extranjeros, como lo son la integración regional y cultural, la generación de potenciales lazos comerciales,  emprendimientos internacionales, entre otros. Pareciera ser que en el informe seleccionaron con claros intereses a los países con los cuáles comparar el porcentaje de extranjeros en el sistema universitario, lo cual es claro indicio de un sesgo informativo y “periodístico” y es allí donde radica lo más deplorable de la “investigación”.

Según un estudio de la Crue (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas), en ese mundo al que siempre queremos imitar y seguir pareciera ser que las cifras ilustran varios puntos que el informe omitió. De los matriculados en la educación superior, en el Reino Unido el 17,1% son estudiantes no nativos. Para Francia, Dinamarca o Suecia los porcentajes son 11,8 – 8,1 y 6,3 respectivamente. En España ese número alcanza el menor de la zona, con un 2,8%. Los países europeos analizados “sufren” el mismo drama que Argentina: hay más alumnos entrantes que salientes.

Tal vez estos porcentajes puedan ser engañosos, por lo que sería interesante analizar cuál es el gasto que realizan estos gobiernos en relación a su Producto Bruto Interno. En Reino Unido se destina un 0.99% del PBI a la financiación de becas y ayudas financieras y en Suiza un 0.1%. Según el informe, el gasto anual en Argentina para los parásitos es de 360 millones de pesos, que en dólares (a una tasa de cambio de 15,40 pesos por un dólar) da un aproximado de 23 millones de dólares. En el 2015, el PBI Argentino nominal, medido en dólares, fue de aproximadamente 600000 millones de dólares. La plata destinada para recibir en la UBA a estudiantes extranjeros representa un 0.004%. Say no more, George.

En cuanto a posibles efectos negativos, Borjas (2004) encuentra que, para Estados Unidos, puede existir lo que se denomina un crowout effect, caracterizado por generar, a causa de la matriculación de estudiantes extranjeros, un impedimento para la formación universitaria de nativos. No obstante, este no sería un inconveniente para la UBA.

Si se tratara de un problema de aumento de la competencia eso es justamente lo que buscan muchos países con sus programas para recibir estudiantes extranjeros: aumentar la productividad y la calificación de sus egresados.

En los últimos años, cada vez con mayor intensidad, distintos países han puesto en marcha políticas nacionales para generar incentivos y oportunidades con el fin de recibir estudiantes de otras nacionalidades (Altbach, 2004). Bajo esta línea de resultados esperados y obtenidos haber pasado de un 1.1% para principios de los sesenta a un 4.4% para fines del 2016 debería ser una buena noticia.

Esto no indica que no haga falta discutir el sistema universitario argentino. Bienvenida la discusión sobre educación pública y sus objetivos. Bienvenido el debate sobre a qué largo plazo miramos. Pero enfocar el ojo en la procedencia de sus estudiantes como si se tratara del consumo de un bien final efímero es retrasar en años la temática. Focalizar la discusión en la nacionalidad es, además de un intento de orientar la mirada de los argentinxs hacia un discurso xenófobo, mear afuera del tarro.

 

Referencias

Altbach, P. G., & Knight, J. (2007). The internationalization of higher education: Motivations and realities. Journal of studies in international education11(3-4), 290-305.

Borjas, G. J. (2004). Do foreign students crowd out native students from graduate programs? (No. w10349). National Bureau of Economic Research.

Spilimbergo, A. (2009). Democracy and foreign education. The American Economic Review99(1), 528-543.

Altbach, P. G. (2004). Higher education crosses borders: Can the United States remain the top destination for foreign students?. Change: the magazine of higher learning36(2), 18-25.

http://www.semana.com/educacion/articulo/como-estudiar-en-universidades-europeas/457257-3

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