“La gente bebe más alcohol durante los días que más se ha ejercitado” comienza afirmando la nota que se basa en un “nuevo estudio”.
Esos días, oh casualidad, son de jueves a domingo.
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“La gente bebe más alcohol durante los días que más se ha ejercitado” comienza afirmando la nota que se basa en un “nuevo estudio”.
Esos días, oh casualidad, son de jueves a domingo.
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En mi primer curso de macro economía me encontré con que, al igual que con los sindicatos, el establecimiento de un salario mínimo generaría desempleo (i.e. una situación en la que existirían personas que desearían trabajar pero que no podrían conseguir un trabajo).
El día martes salió publicado, en los diarios Clarín y LaNación, un artículo que contaba que, según un estudio del Instituto Real de Tecnología de Melbourne (Australia), los adolescentes que pasaban más horas frente a juegos de computadora tenían mejor perfomance y desempeño en pruebas académicas que los que usaban su tiempo en redes sociales, como Facebook, Twitter, Instragram y demás.
Lo llamativo es que ambos textos parecen atribuir, en varios párrafos, una supuesta causalidad (al adolescente le va mejor en matemática, ciencias y lectura porque pasa más tiempo en jueguitos que en Facebook) al mismo tiempo que presentan oraciones del estilo “aunque la investigación no constató que los videos juegos sean la causa del mejor desempeño”.
Hace unas semanas, en este artículo se comenzaron a plantear los principales desafíos que deben enfrentar aquellos estudios que buscan identificar una causalidad.
Lamentablemente, muchas veces nos encontramos con estudios que se venden como descubrimientos de causas cuando en realidad solo están retratando alguna correlación o publicando estimaciones sesgadas. La mayoría de ellos sobre temáticas más que sensibles, por lo que pecan de irresponsables.
A continuación, les dejo mi pequeña guía personal, inspirada y basada en apuntes de la materia de Guillermo Cruces en UdeSA sobre Economía Laboral, para detectar a esos artículos engañosos:
Ampliaremos. Contribuciones más que bienvenidas.
Una práctica que se suele observar en páginas donde la gente puede compartir y promocionar los productos que ofrecen es la de no publicar el precio. Es decir, si uno quiere saber cuánto vale ese bien debe “preguntar por privado”.
¿Por qué el vendedor decide hacer esto? ¿Qué ventajas tiene? ¿Tiene sentido? ¿No sería más cómodo y ahorraría costos de transacción que el precio sea de conocimiento público?
El principal problema de los estudios de causalidad reside en la búsqueda de un contra-factual. Es decir, si queremos analizar el impacto de los años de educación de una persona en su salario, lo ideal sería tener a una persona con tantos años de educación y a la misma persona con otro nivel de educación.
De esta manera tendríamos que las características de las personas son idénticas en todo sentido salvo en educación. Sin embargo, esto no es posible por definición.
Una vez que yo me educo no hay vuelta atrás. Por eso, cuando se busca estimar el efecto de algo (una política pública, una decisión personal, etc) se trata de “tener a mano” un contra-factual, un “qué hubiera pasado si”.