Afirmar que los humanos son seres complejos no pareciera aportar ninguna novedad al campo del conocimiento. Aun así, la discusión acerca del proceso que siguen las personas a la hora de tomar decisiones no deja de ser un asunto que incluso en la actualidad se sigue debatiendo en el campo de la economía.
Se ha discutido en posts anteriores que a mediados del siglo pasado las distintas investigaciones económicas comenzaron a modelar las decisiones humanas a partir de ciertas premisas. Por ejemplo, se asumió que los individuos son racionales y que esto implica que maximizan utilidades. Es decir, uno (no necesariamente de forma consciente) elije aquellas opciones que podrían generar la mayor satisfacción y brindar el máximo bienestar posible para alcanzar cierta idea de felicidad.
Dentro de este tipo de razonamientos surgió la llamada teoría de juegos, área que utiliza distintas herramientas (desde conocimientos sociológicos hasta resultados matemáticos) para comprender mejor la conducta humana ante decisiones en las que otras personas también deciden.